En un mundo donde las organizaciones compiten ferozmente para implementar las últimas tendencias tecnológicas, uno de los desafíos más significativos que enfrentan los líderes es la urgencia de ejecutar mejoras y soluciones. Sin embargo, más del 37% de estas iniciativas fracasan debido a una débil definición del problema, y alrededor del 53% no generan el impacto financiero esperado. Estos fracasos no solo causan frustración y culpas, sino que también pueden llevar a la pérdida de talento y a la ruptura de la confianza entre los interesados del proyecto.
Estos datos alarmantes subrayan una verdad esencial: muchas soluciones prometedoras, como la Inteligencia Artificial, RPA y chatbots, terminan etiquetadas como modas pasajeras. Esto se debe a que, aunque estas herramientas tienen un potencial inmenso, su implementación falla cuando no se tiene claro el propósito y los problemas que justifican su uso.
¿Por qué sucede esto? Analicemos los puntos clave:
- No Profundizar en el Problema: Fallar en definir claramente los problemas y la brecha existente impide una solución efectiva. Necesitamos un relato que inspire y convenza a los líderes, menos cargado de respuestas y más enfocado en el entendimiento. Un problema puede ser causado (ej. entregar defectos a Clientes) o creado (como hizo MercadoLibre, hacer que la entrega se haga en menos de 24 horas).
- Exceso de Confianza y Supuestos: Uno de los mayores errores al iniciar un proyecto es que los líderes compartan una visión lejana de la realidad, justificando el proyecto de manera tergiversada y ocultando la verdad detrás del problema.
- Proyectos sin Convicción y Foco: Iniciar proyectos sin un patrocinio convencido en hacer que el proyecto sea exitoso y que realmente resuelva el problema.
- Anteponer la Solución al Problema: Implementar soluciones sin entender plenamente el problema, el beneficio de resolverlo y los costos involucrados.
- Miedo a Decir las Cosas como Son: Reconocer problemas y errores se vuelve difícil. Muchas veces, situaciones críticas son maquilladas para evitar presentarlas como negativas a niveles ejecutivos.
- Enamorarse de la Excelencia en la Ejecución: Focalizarse tanto en la excelencia operativa puede hacer perder de vista el beneficio real del proyecto y cómo asegurar que se capture el valor esperado.
Imagina una organización donde cada proyecto se inicia con una comprensión clara del problema a resolver, y donde cada miembro del equipo está alineado con un propósito motivador y justificado. Este enfoque no solo aumentaría la tasa de éxito de los proyectos, sino que también fomentaría una cultura de transparencia, responsabilidad y mejora continua.
Es hora de redefinir cómo abordamos nuestros proyectos. Antes de lanzarse a la implementación de cualquier solución, asegúrate de que:
- El problema esté claramente definido y entendido.
- Exista un relato convincente que motive y alinee a todos los interesados.
- Haya un patrocinio sólido y un compromiso genuino de los líderes.
- La solución propuesta sea la adecuada para el problema real, no para un problema imaginario.
- Se mantenga una cultura de honestidad y transparencia, reconociendo errores y aprendiendo de ellos.
“El mayor desperdicio de todo proyecto es hacer correctamente lo incorrecto”
Steve Jobs
y recordando una frase que me encanta de Steve Jobs, que es «Si defines el problema correctamente, casi tienes la solución”, la invitación es clara, y es que La pregunta sobre el problema es tan importante como la respuesta, debes conocer bien el problema para poder encontrar una solución factible.
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